Caminando En Las Nubes Capitulo XVIII. Cosas del Bajo Mundo



Danael no lo podía creer, cerró y abrió los ojos una y otra vez, Reyna caminaba de la mano de Víctor. ¡Era su imaginación, sí, tenía que serlo! Miró a su amigo de soslayo, su rostro le hizo darse cuenta que estaba ante la cruda realidad.

Un sentimiento negativo se apoderó de él. Tenía ganas de correr hacia ellos y dejar que su instinto lo gobernara, pero ¿Para qué, para perderla aún más? Apretó los puños, dio la media vuelta y murmuró cuanto improperio se le ocurrió.

Octavio, lo miró atentamente.
—No sé si no haces nada porque no te importe o porque eres demasiado inteligente.
—Cuando pude moverme no lo hice. Hoy, sé que debo ser mil veces más cauteloso.
—Tal vez… yo pudiera ayudarte. Sé algo que seguramente jugara a tu favor.
—Dímelo, ahora mismo necesito algo que pueda ser útil.
—Mira atentamente a Víctor, si prestas atención verás que no se comporta como los demás varones.  no todo es como parece. De ahí sacaras muchas cosas.

***—**.**—***

Lo hacía por amor, pero se manejaba como si fuera un delito, al menos así se sentía. Le dio unas monedas al chofer del auto público. Suspiro mientras lo veía salir de su casa. Su corazón dio un vuelco cuando subió al coche con un hombre, viajaron hasta un hotel en las orillas de la ciudad, sobre todo cuando bajaron tomados de la mano.

“Así que ese era su gran secreto”

El amor de su vida, estaba condenada a casarse con alguien que no solo no la quería, sino que era un… no, no podía pensar en esa palabra. Estaba seguro que el amor entre dos seres del mismo sexo no era reprobable.

Los miró entrar a un hotel. En la siguiente hora todo sería sexo y amor, lo mejor era esperarlos. Valía la pena, así que soportó el frio y la sensación de inseguridad, pero estaba seguro le abriría las puertas de nuevo para estar con Reyna.

Pasó una hora y nadie aparecía, esperó una hora más y finalmente vio a Víctor aparecer. “el demonio estaba frente a él. Jugándose el todo por el todo se plantó frente a él.
—buenas noches.
El joven empresario palideció, lo ignoró y caminó directo a su coche

—¿De esta manera te escabulles para esconder tu amor por un hombre?
—Cretino y levanta falsos —Habló dando altas muestras de superioridad, pero sin atreverse a mirarlo a los ojos.
—No me importa lo que hagas dentro, pero tú no amas a Reyna ¡Déjala ser feliz?
—¿Con alguien que la abandonó a la primera oportunidad, como tú? —rio a carcajadas.

El pelirrojo no dejaba de burlarse, pero en el fondo sentía un profundo dolor, por sentir que pecaba al amar a un ser de su mismo sexo.

—Te propongo un trato. Deja libre a Reyna, y yo te ayudare a que rehagas tu vida con Jeremías.
—¡Como te atreves!
El profesor mantuvo firme la mirada. Víctor se turbó un poco.
—Tú no podrás hacer nada. El dinero y el poder social es lo que marca la pauta en todos.
—Lo sé muy bien. Eres un excelente comerciante, puedes hacer tu propia empresa y poner a tu “amigo” de socio.
—Necesito a Reyna para procrear hijos.
—¿Tener hijos con ella? ¿Has pensado si su condición física se lo permite?

¿Cómo era posible eso? ¡La amaba y se expresaba de esa manera! El pelirrojo permaneció mudo, nunca había pensado en ello. Darle nietos era lo único que su padre le pedía para dejarlo tranquilo. Si eso no se lo daba Reyna ya no le servía para nada.

Sin decir ni una sola palabra se alejó del lugar. Tenía que hablar con un médico de inmediato.

Al día siguiente Víctor no fue a la casa de Reyna, tenía muchas cosas en que pensar.

***—**.**—***

El día era muy agitado, mejor dicho, la noche. Era la última que pasaría él solo. Miguel Ángel miraba las estrellas, prefería la naturaleza sobre su vida de lujos. Miró los carros desde la lejanía. Mañana se casaría con Soledad, estarían ellos solos, y sus hijos. No quisieron avisar a nadie más.

La ceremonia llegó. La novia se veía hermosa. Octavio y Julieta estaban animados. En cambio, Danael parecía lejano. Reyna no asistió, parecía feliz con su nuevo novio.

A la mitad de la velada, llegó Rafael Quintero, acompañado de Constanza, el médico se llenó de coraje, pero Soledad lo calmó. Saludaron a los novios, todos parecieron respirar la hipocresía. En ese momento, Julieta desapareció de la escena.
—Donde está mi hija, deseo verla —preguntó Constanza a Octavio.
—¡Qué fácil es preguntar por ella hoy, y no ayudarla en sus momentos de decisión!
—Si tú supieras —dijo ella haciendo esfuerzos por ocultar sus lágrimas.
—La entiendo más de lo que usted cree. Ahora le corresponde entenderla a ella.
—Pero…
—Entienda, el miedo y el valor no pueden estar juntos.
La plática entre los dos duró más de lo que el abogado quisiera, al final acordaron que se verían en una semana.

Miguel Ángel estaba pensativo, ver a Rafael Quintero no le traía ningún recuerdo agradable. ¿Cómo se atrevía a ir a su propia boda? ¿lo llevaba a la cárcel, lo golpeaba o lo perdonaba?
No, lo último, definitivamente no lo podía hacer, pero tampoco se quedaría de brazos cruzados. “La venganza es un plato que se come frio”.

Él era el verdadero culpable de que su vida se estropeara hace diez años. Pero… de verdad fue Rafael Quintero, o… fue él mismo, en su indecisión lo que lo consiguió. Sea como sea ya no se comportaría como en el pasado.


***—**.**—***

El callejón estaba muy oscuro, la adrenalina a tope. El siniestro hombre amenazaba con terminar con la vida de Julieta. Octavio no lo pensó dos veces. Apuntó con su arma, el transeúnte cayó herido, Julieta corrió hacia sus brazos horrorizada, quien no soltó el arma.
—¡Vámonos!

El abogado, quedo de pronto en estado de shock, nunca había accionado un arma, más que en sus clases de defensa personal, recobró la calma y le apuntó de nuevo en la cabeza, su vida había terminado.
—¡No! —gritó la muchacha
—Quería ultrajarte, eso no lo perdonaría de nadie.
—Si lo matas iras a la cárcel, y perderás tu tranquilidad mental. Llamemos a la policía.
Suavemente, deslizó su brazo hacia abajo:
—Vámonos —susurró suavemente

A la mañana siguiente arrojó el arma al caudaloso rio. Del misterioso hombre muerto esperaba que nadie lo reclamara

***—**.**—***

En esos momentos circulaba en los principales diarios del país, la muerte de Andrés Campos, el hijo de uno de los principales políticos del país.
—era mi amigo, no puedo creer que él era… quería mi muerte y a Julieta, no me explico cómo no pude adivinarlo antes.

***—**.**—***

—Si lo que tú quieres e tener un hijo, yo puedo ayudarte.
No dijo nada, tenía demasiadas cosas en la cabeza. Lo que más le preocupaba era que su secreto se conociera.
—Puedo conseguirte una cita con una bella prostituta, o cualquier mujer que tú desees. la engendraras y tendrás el hijo que tú quieres.
—No eres tan noble como creía. Quieres proponer un trato inmoral. Además, mi hijo no será criado por una cualquiera. Me importa Reyna, aunque tú no lo quieras. Es mi novia, me quiere, y yo la estimó.

***—**.**—***

©Alejandrina Arias (Athenea IntheNight)

Gracias de antemano por sus lecturas comentarios y/o Criticas. Son todas bienvenidas.

Aleyxen

Facebook: https://www.facebook.com/atheneaenlanoche
URL: http://atheneainthenight.blogspot.mx/
Twitter: https://twitter.com/alixelissabath
Correo e: aleyxen@gmail.com

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Si yo fuera Humana. Capitulo IV: Una noche difícil

CABALGANDO OLAS

Gladiador