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Mostrando las entradas de abril, 2014

HOLANDÉS ERRANTE

El Holandés Errante Mi madre murió cuando yo era muy pequeña. Mi papá, quien era el único sostén que me quedaba, me cuidó de la mejor manera que pudo. Pero, al ser el capitán de un buque mercante, no podía hacerlo él solo. Por eso me dejó al cuidado de una institutriz, años después decidió internarme en un convento de monjas.  Yo no era feliz, cada que lo veía le suplicaba que me llevara con él. Lo hice con tanta insistencia, que terminé por convencerlo. Así que, desde que cumplí doce años comenzó a llevarme a algunas de sus travesías. El contacto con el océano me dio fortaleza y libertad, amé salir con él a pesar de las estrictas reglas que me imponía.  Pasaron algunos años. Deje de comportarme como una niña frágil o modosita. Mi padre siempre fue firme y autoritario, pero conmigo trataba de ser justo y afectuoso, sin embargo nunca pude conseguir un abrazo suyo o un “Te quiero mucho”. Al anochecer me gustaba sentarme cerca de los marinos para escuchar sus relatos, la mayoría eran de f