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Mostrando las entradas de 2016

Estudiante de intercambio.

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(Relato erótico) Si no eres mayor de edad no lo leas. Querida Josefina: Te he mandado muchas cartas, pero ninguna como esta. Quiero decirte lo especial que eres para mí. No, no es como amigos, tampoco como mi consejera sentimental, o como mi colega. Es… bueno… mejor escúchame: Hace casi una hora que dejaste la habitación de mi departamento. Escogiste la oscuridad y el horario nocturno para jugar conmigo, para hacerme sentir de nuevo, un estudiante de universidad. Ver tu cuerpo a través de las sombras nunca me ha gustado. Pero tú propusiste el juego. Traté de adivinar tu silueta, acariciándola y besándola a través de lo que, la escasa luz me permite ver. Mis manos me guían, tu piel aun es tersa, hermosa, morena. Mi boca recorría tu piel húmeda, invitándome a ese lugar oscuro, profundo, prohibido. Cada caricia me hacía sentir como un adolescente.  Como nuestra primera vez. Sí, cuando tenía 21 años, y solo me hacía falta un semestre para terminar la universidad

Si yo fuera Humana. Capitulo IV: Una noche difícil

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La soledad era dura, Yadira miró su daga, era muy hermosa, pero terriblemente peligrosa. La guardó entre sus ropas, montó de nuevo en su motocicleta, subió la velocidad al máximo. Recorrió gran parte de la ciudad.  dio la vuelta en un callejón, y golpeó unos botes de basura. Odiaba su vida o lo que sea que fuere en ese momento. No era humana, no era vampira. Se sentía simplemente el juguete de Perla Negra. Deambuló por la ciudad de un lado a otro. Trataba de no pensar en Verónica. Fuere lo que fuere, ella murió hace diez años, no tenía ningún interés de estar con ella. por más que trataba no la podía sacar de sus pensamientos. Llegó a su departamento cuando los rayos del sol comenzaban a salir. al principio intentó taparse, la costumbre pesaba mucho en ella. Se cruzó con su novia, cuando esta, salía del departamento, evadió su abrazó y respondió con un escueto saludo. —¿Qué te pasa? Desde ayer me rehúyes ¿Acaso hay otra persona? “Estás muerta” fue lo que quiso responder la “

Un fin de semana diferente

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Un fin de semana diferente:  Ardía en deseos de hacer algo diferente:  pasar una noche especial con el chico de mis sueños, acampando en una pequeña montaña cerca de la ciudad. El único problema era que no nos hablamos. Mientras que él era el nerd del salón. Yo era una chica tímida, delgada sin atractivos físicos, que no destacaba en nada. Siempre fui de espíritu libre; amaba la naturaleza, pero era mala para relacionarme con los muchachos de mi edad Terminé de escribir una nota, invitándolo a acampar conmigo. Sabía que nunca la entregaría, pero aun así la miré con satisfacción. Suspiré, doblé el papel y lo guardé en la bolsa de mi pantalón. Estaba muy inspirada, detallé en mi libreta lo que parecía ser el fin de semana ideal: “Tú y yo al natural, sin prejuicios, desnudos…” Seguí escribiendo “Como aperitivo:  Unos sándwiches de jamón, otros de crema de maní. Una fogata improvisada. Repelente para los mosquitos, algunos libros, y una tienda de campaña.  Actividad

Sobrenatural: La Mujer De Hielo

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Esa noche, Julián regresó a su casa, pagó su fianza. Alegó con la policía que todo fueron alucinaciones por exceso de trabajo. Solo, desesperado, y confundido, tomó un café.  Le temblaba el cuerpo, los huesos le dolían. A pesar de la calefacción, el frio azotaba sin piedad su cuerpo.  A lo lejos creyó escuchar un piano tocando una melodía suave y cálida, triste y tierna a la vez. Nada de esto le parecía normal. Pero en estos momentos ya no se hacía preguntas. —Lo mejor es que duerma, mañana estaré mejor. Se desnudó y se tapó con un grueso cobertor —Tranquilo, no te haré daño— creyó escuchar la misteriosa voz femenina. A pesar de que siempre fue ateo, cerró los ojos y comenzó a orar. El extraño aroma a rosas llegó de nuevo, alguien se metió entre sus sabanas y comenzó a besarlo. Abrió los ojos y aventó a ese alguien. Era la misma mujer de la noche anterior. —Te dije que no te haré daño ¿Por qué me avientas? El científico no contestó. La chica era hermosa y

Rumbo Desconocido

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Treinta años no eran suficientes.                                 El viento soplaba aplaciblemente, el violinista del diablo tocaba con destreza para la oscuridad como su único testigo. Estaba harto que lo llamaran de esa manera. Nadie podía entender que era virtuoso por sí mismo, que tenía un don natural. En ese momento el ayer se conjugaba con el hoy, volvió a pensar en Fabiana, esperaba que esta vez sí cumpliera su promesa ¿Cuántas veces faltó a su palabra, tres, cinco, más? Ya perdió la cuenta. Entendía que fue el miedo a la sociedad. Pero su corazón no terminaba de entender. En la habitación solo había unos pocos muebles, pero daba igual, él no los necesitaba. Vio su cama, recordó cuando se acostaron juntos por última vez. Una noche antes de que ella se marchara. Recordar todo lo hicieron encender su pasión. El violín vibraba en su hombro, los tonos eran graves, tal vez demasiado. Tocó de nuevo con furia. Se calmó, ya no tocaba para nadie, ni siquiera para él,

Si Yo Fuera Humana. Capitulo III. Una Aterradora Revelación.

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Yadira despertó, sentía el cuerpo muy pesado, raro. Su cabeza daba vueltas. Volteó para todos lados intentando reconocer el lugar. Los rayos del sol iluminaban su piel. Su primer impulso fue correr y buscar la oscuridad. Quiso volar, pero cayó estrepitosamente. El terror de ser quemada por los rayos del poderoso astro, la hicieron levantarse y correr hacia la única puerta que vio. El suelo estaba frio, había mucha luz, pero no la lastimaba, todo era tan… diferente. recobró su lucidez.  Se armó de valor y salió de nuevo. La habitación era blanca, frente a ella, estaba una cama, un ropero, un escritorio. Había algunos cuadros aislados en la pared. En uno estaba una mujer que se parecía mucho a ella ¿Y en el otro? Caminó para observar mejor evitando la luz solar. El lugar le parecía conocido, los colores eran claros y brillantes. Parecía que se encontraba en la cuarta dimensión. El mundo de los humanos. Corrió hacia el espejo que tenía frente, vio su reflejo, su piel pál

Inconcluso.

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(Relato Gay) Era una noche lluviosa, por mi mente desfilaba el cuerpo desnudo y blanco de mi mejor amigo. Fue mío, hace algunos años cometimos el pecado de amarnos. Era nuestro secreto: Su miembro conoció mi boca, introducirme en sus entrañas desató los infiernos, pero me llevó al cielo. Fueron pocos minutos, pero conocí el paraíso. Su cabeza descansó en mi brazo, al día siguiente me iría lejos. No hubo ninguna propuesta, ninguna promesa. Solo un: “Adiós, regresaré pronto.”  Exhale una última humarada de mi cigarro mientras sonaban los últimos acordes de la guitarra de Sid Vicious. Miré la botella de tequila a medio terminar. La melancolía fue convirtiéndose en excitación, el pantalón comenzó a apretarme. Tan fácil que sería abrir el cierre y acariciarme en su honor.  Mi mano comenzó a moverse al ritmo de la canción, pero luego siguió el ritmo de mi propia excitación. —¡No soy satanista! —dije con actitudes majaderas al sacerdote de mi pueblo natal. No c

Una Ventana Francesa.

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Johana dio una rápida mirada al hermoso jardín, contraste de pinos y flores aromáticas, la habilidad del jardinero tenía que ser mucha para lograr tal belleza. Estaba nerviosa, no sabía si era por mostrar su parcial desnudez a un desconocido o ser tocada por él. Era su primera vez en ese lugar, no esperaba que le tocara un hombre, y peor, que fuera guapo. Mientras se desnudaba, se percató del aroma a incienso, se envolvió en su toalla, miró a través de la ventana francesa. —Señora, acomódese por favor. Temblando se acomodó en la cama, después de dar una última mirada a su masajista.  Sus ojos negros contrastaban con su piel blanca. Primero una loción luego otra. Su piel se tensaba. Sintió una mano, luego otra.  Poco a poco comenzó a relajarse.  Se deslizaban con precisión, deseando que fueran más allá. Pero no lo hacían. Su cuerpo aceitoso soñaba con el masajista tocando sus senos. Deseaba que la mitad de su humedad fuera bien recibida, por esos dedos tan deseados, y algo

Si Yo Fuera Humana (La Seducción de Una Vampiresa): Capitulo II: Un cuerpo ardiendo

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 La Seducción de Una Vampiresa: Capitulo II: Un cuerpo ardiendo La mujer vampiro había desaparecido. Pasaron unos segundos que parecieron interminables, la extraña mujer no se veía. Doris estaba inquieta, sentía su cuerpo arder. Molesta se bañó con agua fría e intentó dormir. La noche siguiente esperó sentirla de nuevo, ningún resultado. Transcurrieron dos semanas, poco a poco comenzó a olvidarla, en realidad se sentía más tranquila. Esa mujer le producía terror y excitación al mismo tiempo. Cuando creyó que nunca más la vería, escuchó su voz sensual de nuevo. —¿Lista para que me cantes? volteo para todos, pero no la encontraba, caminó en contra del sonido de la voz, a pesar del deseo. Si sucumbía ante ella, sentía que perdería. —Quítate la ropa —seguía la voz seductora. —¿Quién eres? ¿Qué quieres? Al menos dime tu nombre —la voz de la muchacha se mostraba ansiosa. —No ocupas la luz — Fue la única respuesta. Esta se apagó de repente. La jovencita sintió su contacto por de

Dibujando el sol

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La, primera, la segunda, la última, Tu pubis era mi obra de arte. ***—**.**—*** El pincel viajaba por tus senos, señalando la curva de tu silueta. No era la tinta la que se plasmaba en el lienzo, eran mis sueños los que dibujaban tu contorno. El sol naufragaba en tu pubis, un hermoso rio de leche salía sobre sí. Saqué mi pene extasiado y te contemplé. Te veías muy cansada y con el pelo revuelto, pero aun, hermosa. —Continua la pintura… —murmuraste. Sonreí mientras me levantaba para seguir con mi obra. Tal vez sería la última. Miré mis manos, eran grandes, aun no terminaba de entender como era que un pequeño pincel cabía en mis dedos, se deslizaba perfectamente por donde mi imaginación lo mandaba. Tu figura estaba muy lejos de parecerse a la Venus de Milo: Tus caderas eran mucho más anchas, al igual que tus piernas, tus senos estaban un poco caídos y tu tez era morena. Pero eras mi modelo, la que escogí como musa. Agarré uno de tus senos para que apuntara al sol. Lo hum

David, de Miguel Ángel

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Estaba en una ciudad desconocida, salí del primer ciclo de conferencias, el congreso se me antojaba aburrido. Pero ahí estaba, si quería obtener mejor promedio en la escuela. Eran aproximadamente las ocho de la noche, necesitaba comer. Al girar sobre mi derecha, vi una cafetería, que, a juzgar por su apariencia y el público que tenía, era el lugar de moda entre los jóvenes. Fue ahí cuando lo miré. Con su cabello ligeramente alborotado, sus risos dorados, y una sonrisa que parecía de Ángel, eso, junto con su cuerpo, me recordó al David de Miguel Ángel. Sí, sé que estoy exagerando. Pero ahí estaba yo, sonriendo como una tontorrona al mesero que me atendió. Aventurada en un lugar que no era mío. Puse cara de boba, le sonreí, me sonrió. Mi idea era ir por un café y un pedazo de pastel, pero en ese momento, supe que serían más. Cuando no contemplaba a mi David, miraba el paisaje. Estar en un segundo piso me permitía observar el paisaje de otra manera no podía contemplar.  

Sobrenatural: Una Extraña Muestra.

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El toque del timbre le presagió algo diferente, algo no esperado —Un encargo para Julián Rodríguez — Dijo el misterioso hombre, con voz sombría. El hematólogo lo vio con suspicacia, no era normal que alguien vistiera de negro, y peor, que se tapara la cabeza con un enorme sombrero de copa a mitad del verano. Aunque, no se veía ridículo, más bien denotaba misterio. Lo miró hasta que desapareció, su paso era calmado, pero proyectaba mucha seguridad. Aun dudando, abrió el paquete, en el remitente solo decía: “Clínica de estudios especiales” Tomó el envase con la muestra de sangre, que había en dicho paquete, no mencionaba nada acerca del mismo. —Tontos, no menciona las características del líquido, pero si tiene instrucciones expresas de cómo ha de ser manejada. La dejó de lado, pronto se olvidó de ella. Era viernes por la noche, como siempre, dejo su vida social de lado para seguir trabajando, tenía 25 años de edad. Sintió un extraño mareo, pero, siguió trabajand

Sirena... (Microrelato)

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Sirena De La Noche Érase una vez un sueño… ¿O era verdad? Dicen que la fantasía no existe, que son solo cuentos sin base racional. ¿Y los sueños? Ah, algo parecido ***—**.**—*** Las olas del mar ondeaban fuerte sobre la superficie arenosa de la playa, un adolescente observaba el ir y venir del agua. algo parecido a sus emociones. transitaban de la tristeza a la desolación, de la ira a la decepción. Se concentró en unas rocas que estaban en el otro extremo de la bahía. Se sostenían majestuosas, sin importar el golpeteo del océano. Miraba directo al mar. A lo lejos creyó escuchar una dulce y melodiosa voz ¿Cómo era eso posible, si no alcanzaba a divisar ninguna embarcación? Jugueteó un rato entre el mar y la arena. Inexplicablemente esta melodía lo reconfortó, solo de recordarla... unos segundos pudieron más que horas de lamentos. Se quitó su playera, su pantalón corto, blanco, contrastaba con su piel aceitunada. Poco a poco se internó en el solitario y cada vez más

Caminando En Las Nubes Capitulo XVIII. Cosas del Bajo Mundo

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Danael no lo podía creer, cerró y abrió los ojos una y otra vez, Reyna caminaba de la mano de Víctor. ¡Era su imaginación, sí, tenía que serlo! Miró a su amigo de soslayo, su rostro le hizo darse cuenta que estaba ante la cruda realidad. Un sentimiento negativo se apoderó de él. Tenía ganas de correr hacia ellos y dejar que su instinto lo gobernara, pero ¿Para qué, para perderla aún más? Apretó los puños, dio la media vuelta y murmuró cuanto improperio se le ocurrió. Octavio, lo miró atentamente. —No sé si no haces nada porque no te importe o porque eres demasiado inteligente. —Cuando pude moverme no lo hice. Hoy, sé que debo ser mil veces más cauteloso. —Tal vez… yo pudiera ayudarte. Sé algo que seguramente jugara a tu favor. —Dímelo, ahora mismo necesito algo que pueda ser útil. —Mira atentamente a Víctor, si prestas atención verás que no se comporta como los demás varones.  no todo es como parece. De ahí sacaras muchas cosas. ***—**.**—*** Lo hacía por amor, pero s