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Mostrando las entradas de mayo, 2016

Si Yo Fuera Humana. Capitulo III. Una Aterradora Revelación.

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Yadira despertó, sentía el cuerpo muy pesado, raro. Su cabeza daba vueltas. Volteó para todos lados intentando reconocer el lugar. Los rayos del sol iluminaban su piel. Su primer impulso fue correr y buscar la oscuridad. Quiso volar, pero cayó estrepitosamente. El terror de ser quemada por los rayos del poderoso astro, la hicieron levantarse y correr hacia la única puerta que vio. El suelo estaba frio, había mucha luz, pero no la lastimaba, todo era tan… diferente. recobró su lucidez.  Se armó de valor y salió de nuevo. La habitación era blanca, frente a ella, estaba una cama, un ropero, un escritorio. Había algunos cuadros aislados en la pared. En uno estaba una mujer que se parecía mucho a ella ¿Y en el otro? Caminó para observar mejor evitando la luz solar. El lugar le parecía conocido, los colores eran claros y brillantes. Parecía que se encontraba en la cuarta dimensión. El mundo de los humanos. Corrió hacia el espejo que tenía frente, vio su reflejo, su piel pál

Inconcluso.

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(Relato Gay) Era una noche lluviosa, por mi mente desfilaba el cuerpo desnudo y blanco de mi mejor amigo. Fue mío, hace algunos años cometimos el pecado de amarnos. Era nuestro secreto: Su miembro conoció mi boca, introducirme en sus entrañas desató los infiernos, pero me llevó al cielo. Fueron pocos minutos, pero conocí el paraíso. Su cabeza descansó en mi brazo, al día siguiente me iría lejos. No hubo ninguna propuesta, ninguna promesa. Solo un: “Adiós, regresaré pronto.”  Exhale una última humarada de mi cigarro mientras sonaban los últimos acordes de la guitarra de Sid Vicious. Miré la botella de tequila a medio terminar. La melancolía fue convirtiéndose en excitación, el pantalón comenzó a apretarme. Tan fácil que sería abrir el cierre y acariciarme en su honor.  Mi mano comenzó a moverse al ritmo de la canción, pero luego siguió el ritmo de mi propia excitación. —¡No soy satanista! —dije con actitudes majaderas al sacerdote de mi pueblo natal. No c

Una Ventana Francesa.

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Johana dio una rápida mirada al hermoso jardín, contraste de pinos y flores aromáticas, la habilidad del jardinero tenía que ser mucha para lograr tal belleza. Estaba nerviosa, no sabía si era por mostrar su parcial desnudez a un desconocido o ser tocada por él. Era su primera vez en ese lugar, no esperaba que le tocara un hombre, y peor, que fuera guapo. Mientras se desnudaba, se percató del aroma a incienso, se envolvió en su toalla, miró a través de la ventana francesa. —Señora, acomódese por favor. Temblando se acomodó en la cama, después de dar una última mirada a su masajista.  Sus ojos negros contrastaban con su piel blanca. Primero una loción luego otra. Su piel se tensaba. Sintió una mano, luego otra.  Poco a poco comenzó a relajarse.  Se deslizaban con precisión, deseando que fueran más allá. Pero no lo hacían. Su cuerpo aceitoso soñaba con el masajista tocando sus senos. Deseaba que la mitad de su humedad fuera bien recibida, por esos dedos tan deseados, y algo

Si Yo Fuera Humana (La Seducción de Una Vampiresa): Capitulo II: Un cuerpo ardiendo

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 La Seducción de Una Vampiresa: Capitulo II: Un cuerpo ardiendo La mujer vampiro había desaparecido. Pasaron unos segundos que parecieron interminables, la extraña mujer no se veía. Doris estaba inquieta, sentía su cuerpo arder. Molesta se bañó con agua fría e intentó dormir. La noche siguiente esperó sentirla de nuevo, ningún resultado. Transcurrieron dos semanas, poco a poco comenzó a olvidarla, en realidad se sentía más tranquila. Esa mujer le producía terror y excitación al mismo tiempo. Cuando creyó que nunca más la vería, escuchó su voz sensual de nuevo. —¿Lista para que me cantes? volteo para todos, pero no la encontraba, caminó en contra del sonido de la voz, a pesar del deseo. Si sucumbía ante ella, sentía que perdería. —Quítate la ropa —seguía la voz seductora. —¿Quién eres? ¿Qué quieres? Al menos dime tu nombre —la voz de la muchacha se mostraba ansiosa. —No ocupas la luz — Fue la única respuesta. Esta se apagó de repente. La jovencita sintió su contacto por de

Dibujando el sol

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La, primera, la segunda, la última, Tu pubis era mi obra de arte. ***—**.**—*** El pincel viajaba por tus senos, señalando la curva de tu silueta. No era la tinta la que se plasmaba en el lienzo, eran mis sueños los que dibujaban tu contorno. El sol naufragaba en tu pubis, un hermoso rio de leche salía sobre sí. Saqué mi pene extasiado y te contemplé. Te veías muy cansada y con el pelo revuelto, pero aun, hermosa. —Continua la pintura… —murmuraste. Sonreí mientras me levantaba para seguir con mi obra. Tal vez sería la última. Miré mis manos, eran grandes, aun no terminaba de entender como era que un pequeño pincel cabía en mis dedos, se deslizaba perfectamente por donde mi imaginación lo mandaba. Tu figura estaba muy lejos de parecerse a la Venus de Milo: Tus caderas eran mucho más anchas, al igual que tus piernas, tus senos estaban un poco caídos y tu tez era morena. Pero eras mi modelo, la que escogí como musa. Agarré uno de tus senos para que apuntara al sol. Lo hum